En febrero de este año, la Lotería de la Ciudad de Buenos Aires (LOTBA), organismo regulador de la industria en la capital argentina, comenzó con el proceso de licitación del juego online. Hasta el momento, LOTBA continúa avanzando en la materia sin nuevos anuncios, pero los operadores de casinos presenciales acudieron a la Justicia Nacional para frenar la adjudicación de licencias. En este escenario, donde también el confinamiento obligatorio dilata la reapertura de los salones físicos, Javier Samel, consultor superior independiente sobre juego online y apuestas deportivas, comparte su análisis exclusivo con SBC Noticias.
La pandemia ha producido una disyuntiva entre reguladores y empresarios, producto del desconocimiento que hay sobre esta industria emergente en Buenos Aires, que en otros países tiene años de existencia. En Argentina, todavía se considera al juego online como algo negativo, que produce adicción y que destruye puestos de trabajo en el sector de juego físico, según acusó la Asociación del Personal de Hipódromos, Agencias, Apuestas y Afines (Aphara) a fines de abril.
El desconocimiento que hay sobre el negocio se puede subsanar analizando el ejemplo de diferentes países que ya han tomado la iniciativa de regular el juego online, donde se han creado marcos regulatorios y donde cada ente regulador se ha beneficiado de nuevos recursos originados por la actividad que, por ley, son destinados al sector de la Salud Pública o a la Asistencia Social.
No hemos visto en estas jurisdicciones ninguno de los presagios apocalípticos de destrucción de empleo ni de incremento de personas con problemas de juego compulsivo. Por el contrario, gran parte de operadores de casinos y salas de juego han incorporado una nueva oferta atractiva, como las apuestas deportivas que, dependiendo de la estrategia que se implemente, puede ser un producto que traccione a una mayor audiencia.
Colombia ha sido pionero en América en crear un marco regulatorio de juego online serio, basándose en la experiencia de España, lo que brindó la posibilidad de que empresas locales participaran del negocio en iguales condiciones que las extranjeras. La legislación estableció una competencia sana y en igualdad de términos, también regulada por las máximas autoridades nacionales. Como resultado, los operadores colombianos han invertido importantes sumas en su territorio, han generado miles de puestos de empleo y han producido ofertas online que perfectamente pueden cruzar la frontera y extenderse a otras regiones.
Desgraciadamente, en Argentina —donde siempre tratamos de inventar la pólvora—, en varios distritos se impusieron requisitos que limitan la capacidad de operación y de competencia, lo que se aleja del exitoso ejemplo de Colombia.
Por un lado, el proceso de la Provincia de Buenos Aires (que reguló el juego online meses antes que la Ciudad) abrió la puerta a solo siete empresas extranjeras con socios locales, bajo los convenios de “Uniones Transitorias”. Este modelo es muy difícil de comprender y, posteriormente, la licitación quedó sin definición ni comunicación alguna por parte del regulador, el Instituto Provincial de Lotería y Casinos (IPLyC).
Asimismo, la Ciudad de Buenos Aires, encaminada a tener operaciones en marcha para el último trimestre de este año, está siendo cuestionada desde el ámbito legal, lo que hace que el mercado argentino siga perdiendo seriedad, en una región que va avanzando hacia la regulación transparente.
Los políticos, empresarios y formadores de opinión que ven al juego online como algo negativo para la sociedad tendrían que interiorizarse en esta materia. Los entes reguladores tienen a disposición todas las herramientas tecnológicas necesarias para desarrollar la actividad de una manera segura y controlada. Me atrevo a decir que la supervisión puede ser aún más superior que la que se lleva a cabo con el juego presencial.
Esto depende netamente del marco regulatorio y tecnológico que se defina cada autoridad, pero ya hay modelos de transparencia y control que demuestran efectividad a nivel internacional. Cada usuario es identificado y se valida su información, se disponen de todos los controles necesarios para detectar problemas con el juego compulsivo, y todas las operaciones quedan registradas y son reportadas al regulador de manera online. Medidas como estas posibilitan una supervisión mucho más activa del juego y de los jugadores.
Informarnos sobre la industria local y revisar los ejemplos internacionales nos muestra la verdadera importancia de una regulación integral del juego online. El sector, al revés de lo que se dice, es un gran generador de empleos y de recursos para el Estado y para el sector privado, puede convivir perfectamente con el mundo del juego físico, tanto en salas de juego, como en agencias de lotería. Simplemente hay que analizar casos de éxito en otros países o regiones. Hoy el juego online sería un aliciente salvador para muchas provincias, ya que por la pandemia, tienen sus loterías prácticamente cerradas y sin un horizonte claro.