La industria del juego en México y su balance al cierre de año

Andrea Avedillo y Alfredo Lazcano de Lazcano Sámano, S.C., firma de abogados expertos en Gaming, Fintech y Media, analizan la situación actual del sector del juego en México. ¿Cómo se avanza hacia una regulación moderna y actualizada de las apuestas online?

El 31 de diciembre de 1947 es la fecha en que la Ley Federal de Juegos y Sorteos (“LFJS”) fue publicada. 56 años es el lapso transcurrido entre la publicación de la LFJS y la entrada en vigor de su Reglamento (“RLFJS”). 36 es la cantidad de permisionarios que actualmente cuentan con autorización por parte de la Secretaría de Gobernación (“SEGOB”) para realizar actividades de juegos. 4,098.5 millones de pesos (más de 200 millones de Dólares) es la cantidad que el Gobierno Federal Mexicano estima recaudar en 2020, por concepto de impuestos y aprovechamientos, en materia de juegos con apuesta. Dos es la cantidad de veces que el RLFJS ha sido reformado tan solo en unos cuantos artículos. Y aunque no menos de 20 propuestas de reforma o iniciativas de ley han quedado paralizadas por Diputados y Senadores, cero es la cantidad de veces que el Congreso de la Unión ha aprobado una reforma a la LFJS.

Alfredo Lazcano

Esas son apenas unas cuantas de las cifras que rodean al sector de juegos en México. Algunas son positivas, otras no tanto; sin embargo, todas denotan permanencia.

Al iniciar el mandato del actual presidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), nada se dijo sobre cuáles serían los planes de la Administración en lo que al sector de juegos se refiere, por lo que no era posible saber si un nuevo marco regulatorio, con el objetivo de modernizar a la industria, estaría dentro de la agenda del nuevo gobierno o, si por el contrario, continuaríamos careciendo de políticas públicas claras. Hasta el momento, ninguno de los dos escenarios se ha definido todavía.

Aún sin contar con un marco legal acorde con los estándares internacionales que rigen a la industria del juego a nivel mundial, los cuales se caracterizan, al menos en las jurisdicciones más maduras, por tener un régimen fiscal que distingue las actividades land-based y el juego en línea, normativas claras de operación, políticas estrictas de juego responsable y mayor estabilidad al interior del órgano regulador, México ha logrado posicionarse como uno de los mercados emergentes más fuertes de América Latina. No obstante, el espacio para crecer es grande y largo el camino por recorrer.

Sin lugar a duda, el principal reto a superar es el estigma que acompaña a la industria. Una gran parte de nuestra sociedad todavía asocia el juego y las apuestas con conductas ilícitas, lo que ciertamente afecta la postura del gobierno frente a dichas prácticas. Pero, regulación no es sinónimo de permisión y eso es algo que a estas alturas ya deberíamos haber entendido.

De acuerdo con el actual estado que guarda la industria del juego mexicana, en nuestra opinión, el cambio más urgente es la creación de una nueva ley -o al menos una reforma- que distinga, regule, reconozca y organice, en capítulos separados, las actividades de juego que se llevan a cabo en establecimientos físicos y las actividades que se realizan en línea.

El juego en línea, ya sea que se trate de apuestas deportivas o juegos tipo casino, es una actividad en auge, no solo en México, sino alrededor del mundo, que obviamente se debe al cambio de paradigmas por el que estamos atravesando gracias al uso de las nuevas tecnologías que, sin cesar, están irrumpiendo y sofisticando la mayoría de los aspectos de nuestra vida cotidiana. Hoy en día ya resulta imposible negar esta realidad y el recelo que pueda existir frente a la regulación de cualquier actividad que requiera modelos tecnológicos para su realización, resulta no solo obsoleto, sino contraproducente.

A pesar de toda esta inamovilidad legislativa de más de 70 décadas, se logra ver una pequeña luz al final del túnel.

Andrea Avedillo

En efecto, bajo esta nueva Administración, hemos atestiguado ciertos intentos loables para modificar el marco regulatorio, aunque en realidad estos han sido insuficientes para detonar el cambio de modernidad que a la fecha se requiere.

Por ejemplo, el más reciente es la iniciativa de reforma a los artículos 2º, 3º y 4º de la LFJS que presentó el Diputado del partido Movimiento de Regeneración Nacional (“MORENA”) Emmanuel Reyes Carmona, que busca “regularizar el aumento de casinos online, controlar mejor los servicios prestados de juegos de azar, así como mejorar las condiciones de seguridad para los usuarios que jueguen en los casinos online y apuestas en línea” ; sin embargo, ultimadamente dicha iniciativa realmente se remite a proponer una simple modificación al texto de la LFJS para que la misma distinga entre “casinos físicos” y “casinos online”, y, al parecer buscando una mejora fiscal para los segundos, lo que significa que, en caso de aprobarse dicha reforma con tan limitado enfoque, el beneficio propuesto en el mejor de los casos sólo alcanzaría para un segmento del sector, y no para toda la industria en general (i.e. gobierno, sociedad, operadores, proveedores, jugadores, grupos vulnerables, etc.).

Concluyendo, y no obstante que México ha aspirado por muchos años la adecuación de su legislación en materia de juegos y sorteos, al parecer existe interés al interior del gobierno por actualizar las normas que rigen el juego y eso es, sin duda alguna, alentador para nuestra industria. Ciertamente no esperamos cambios drásticos para este año, pero dado el estilo de trabajo que ha demostrado la presente Administración y los cuerpos legislativos conformados predominantemente por el mismo bloque político de MORENA, una vez que el tema sea incluido en la agenda, es posible que el cambio se dé muy rápido. En cualquier caso, esperamos que los líderes de tal proyecto se encuentren abiertos a escuchar a los miembros del sector a fin de contar con un marco regulatorio que beneficie a todos.