Un estudio de la UE aborda la adicción entre adolescentes y el abuso digital

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Se ha recomendado a las escuelas europeas, las agencias de salud y las organizaciones juveniles que prioricen el bienestar mental y las actividades de prevención para ayudar a los adolescentes a evitar o superar las consecuencias negativas de la adicción.

Las recomendaciones forman parte del Octavo Proyecto Europeo de Encuesta Escolar sobre Alcohol y Otras Drogas (ESPAD), realizado por la EUDA, la Agencia Europea de Drogas.

El Informe ESPAD, un estudio único en su tipo, se realizó con 113.800 estudiantes de entre 15 y 16 años en 37 países europeos (excluido el Reino Unido). Los investigadores consideran que el rango de edad de 15 a 16 años es vital, ya que los estudiantes son encuestados en un momento formativo de su adolescencia, antes de entrar en la edad adulta.
Así, la EUDA subrayó la relevancia del Informe ESPAD, que marca 30 años de seguimiento de las conductas de riesgo en adolescentes en toda Europa, con la participación de 37 países.

Un resumen detalla la “disminución a largo plazo del consumo de sustancias y las tendencias emergentes plantean nuevas preocupaciones”, ya que la prevalencia del tabaquismo ha disminuido en todos los países, pero los investigadores observan nuevas tendencias.

El Informe ESPAD analiza la prevalencia del tabaquismo, el consumo de alcohol, los cigarrillos electrónicos, el cannabis, las drogas duras, los juegos de azar con dinero, los juegos de azar y las redes sociales, y otros abusos de sustancias. Si bien la disminución a largo plazo del consumo de tabaco y alcohol es alentadora, el aumento de las adicciones conductuales es cada vez más preocupante.

Experiencia mixta de los adolescentes de la UE con el juego

El juego, tanto presencial como cada vez más, el online, sigue siendo frecuente en todo el continente. Según los resultados, el 23 por ciento de los estudiantes europeos declaró haber jugado con dinero durante el último año, ya sea a través de máquinas tragamonedas, casas de apuestas o plataformas online.

Italia lidera el ranking con la mayor prevalencia del juego de azar, con un 45 por ciento, seguida de Islandia con un 41 por ciento y Grecia con un 36 por ciento. Georgia registró la cifra más baja, con un 9,5 por ciento. Los adolescentes italianos son significativamente más propensos a jugar que las chicas (29 frente a 16 por ciento), aunque Islandia es un caso atípico, donde las tasas son casi idénticas (40 por ciento).

La encuesta revela que el juego tradicional sigue siendo popular: el 85 por ciento de los estudiantes que juegan prefieren lugares físicos como bares y discotecas. Esta cifra asciende al 98 por ciento en Italia. Sin embargo, la transición hacia el juego digital es crucial. Alrededor de dos tercios de quienes jugaron el año pasado lo hicieron online, ya sea exclusivamente o en combinación con métodos presenciales.

El juego online ha experimentado un fuerte aumento desde 2019, pasando del 7,9 al 14 por ciento. Entre los chicos, la tasa se disparó al 20 por ciento; entre las chicas, se triplicó con creces, alcanzando el 8,7 por ciento. Suecia, Eslovenia y Kosovo registran los niveles más altos de actividad online, mientras que Italia y España siguen más anclados en los formatos de juego tradicionales.

Cabe destacar que en países como Portugal, la brecha de género es pronunciada: el 80 por ciento de los varones juegan online, en comparación con tan solo el 43 por ciento de las mujeres.

Utilizando la herramienta de detección de mentiras y apuestas, ESPAD descubrió que el número de estudiantes con conductas de juego potencialmente perjudiciales casi se ha duplicado, pasando del 4,7 en 2019 al 8,5 por ciento en 2024.

“Si bien esta proporción sigue siendo mucho mayor entre los niños, el aumento es más pronunciado entre las niñas”, advierte el informe.

La adicción digital es la mayor preocupación

El cambio en el riesgo conductual no se limita al juego. ESPAD señala que los juegos digitales y las redes sociales están profundamente arraigados en la vida adolescente.

Cuatro de cada cinco estudiantes jugaron videojuegos digitales el mes pasado, y el 70 por ciento lo hizo en días escolares. Los varones siguen siendo los jugadores dominantes (89 por ciento), pero la brecha de género se está reduciendo rápidamente: la participación de las mujeres en los videojuegos se ha más que triplicado desde 2015.

Sin embargo, el juego problemático sigue siendo principalmente un problema masculino, ya que el 30 por ciento reporta un riesgo autopercibido relacionado con los videojuegos, en comparación con el 13 por ciento de las mujeres. Por el contrario, las chicas se ven más afectadas por las redes sociales. Casi la mitad de todos los estudiantes (47 por ciento) obtuvieron una puntuación alta en la escala de riesgo percibido en redes sociales, y la cifra asciende al 53 por ciento en el caso de las mujeres.

“Ya no se trata solo de fumar o beber. Los comportamientos digitales ahora rivalizan con las sustancias en términos de potencial de daño”, sugiere el informe.

Bienestar mental deficiente

La salud mental ha cobrado protagonismo en la encuesta de 2024, con la introducción por primera vez del Índice de Bienestar OMS-5. Solo el 59 por ciento del alumnado declaró tener buena salud mental, con amplias disparidades entre regiones y entre géneros.

Las Islas Feroe, Islandia y Dinamarca obtuvieron las puntuaciones más altas, mientras que Ucrania, afectada por la guerra, y algunas partes de Europa del Este registraron los niveles más bajos.

Aquí también se observa una preocupante brecha de género. En promedio, el 69 por ciento de los niños declaró tener buen bienestar mental, en comparación con tan solo el 49 por ciento de las niñas. En países como Italia y Polonia, la diferencia supera los 30 puntos porcentuales.

ESPAD ha destacado además la importancia de las medidas preventivas para evitar resultados adversos. El 72 por ciento del alumnado había participado en al menos una actividad de prevención en los dos años anteriores, aunque la participación varía considerablemente según la región.

Las campañas de concienciación fueron más frecuentes en Europa del Este, mientras que las intervenciones basadas en habilidades, consideradas más eficaces, fueron comunes en el oeste y el sur. Las chicas tenían mayor probabilidad de asistir a sesiones centradas en el abuso de sustancias, mientras que los chicos participaban más en temas como los juegos de azar y las apuestas.

La EUDA deja claro que las escuelas, los servicios juveniles y los gobiernos deben adaptarse rápidamente al panorama cambiante del riesgo adolescente. 

“El bienestar mental y la prevención deben convertirse en pilares fundamentales de los sistemas de apoyo juvenil. Estamos observando nuevos comportamientos con un potencial significativo de daño, que exigen respuestas igualmente modernas y basadas en la evidencia”, concluyeron.