El gigante financiero Blackstone multiplicó por doce el dividendo que se otorgó como accionista de Cirsa, poco antes de su inminente debut en el mercado bursátil.
A través de una remuneración de 230 millones de euros con cargo a prima de emisión, el fondo estadounidense canalizó esta operación mediante LHMC Midco, la sociedad que utiliza para mantener su participación en el grupo del sector del juego.
El dato, que figura en el folleto presentado ante la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), representa un payout del 161 por ciento respecto al beneficio neto ajustado de la compañía, como informaron los medios internacionales.
Durante 2023, Blackstone había recibido 18,5 millones de euros bajo el mismo concepto. La cifra de este año no solo marca una diferencia en escala, sino que forma parte de una estrategia más amplia que también incluyó una reducción significativa del endeudamiento de Cirsa, financiada con una inyección de capital posterior por parte del mismo fondo.
El beneficio neto ajustado de Cirsa en 2024 se ubicó en 143 millones de euros, mientras que en 2023 fue de 197,1 millones. En paralelo, el beneficio neto —según el criterio del grupo, que prioriza el Ebitda (beneficio bruto operativo) como medida— pasó de 80 millones a 12,6 millones en el mismo período.
Según informaron desde la compañía en distintas reuniones con analistas realizadas desde el año pasado, la política de dividendos una vez que Cirsa comience a cotizar en bolsa será considerablemente más austera. El objetivo comunicado es repartir un 35 por ciento del beneficio neto ajustado, es decir, más de tres veces lo que se distribuyó en 2023, pero muy lejos del reparto extraordinario reciente.
La operación se complementa con otros movimientos financieros encarados en los últimos meses. A comienzos de año, Cirsa también avanzó en su proceso de desapalancamiento, que se intensificó en mayo con una inyección de capital de 280 millones de euros, aportada directamente por Blackstone.
Los fondos provinieron de una emisión de bonos por 600 millones de euros llevada a cabo por la misma sociedad intermedia. De ese total, 326,9 millones se destinaron a refinanciar una emisión previa —incluyendo los gastos asociados— y 273,1 millones fueron transferidos a Cirsa para cancelar parte de su financiación vigente.
Con esta operación, la compañía logró reducir el tamaño de la colocación inicial esperada, que finalmente será de 453 millones de euros.