Federico Rodríguez Aguiar: La necesaria profesionalización del regulador

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Desde su alta experiencia en la industria del juego y las apuestas en Uruguay, Federico Rodríguez Aguiar, analista en Marketing y consultor, señala la profesionalización de los reguladores como el próximo paso para establecer mercados regulados y claros en todo Latinoamérica.

La experiencia resultante de haber participado en dos oportunidades como jurado en los SBC Awards Latinoamérica —ediciones 2021 y 2022— me ha permitido conocer las visiones de los integrantes de este ecosistema: reguladores, laboratorios, operadores y proveedores.

Es así que al analizar las diferentes nominaciones, las presentaciones y postulaciones he podido confirmar el alto nivel que hay en la industria del juego y las apuestas en la región de Latinoamérica y el Caribe. El grado alcanzado es destacado en todas las categorías estudiadas con importantes avances entre los diferentes años evaluados.

Por tanto, y como consecuencia de lo anterior, entiendo que el mercado exige todavía un aumento de la profesionalización de los reguladores. Conceptualmente podemos decir que la profesionalización de un regulador refiere a la preparación, durante el desempeño en la actividad, del servidor público con tres características esenciales como son la efectividad, la eficiencia y la eficacia.

Ahora bien… ¿cuál es el entorno de actuación de los reguladores?

Sin dudas existe un marco legal de actuación donde claramente se deben establecer las obligaciones y los derechos de todas las partes. Y dentro de ese espacio, el regulador debe mantener una ecuanimidad en todo sentido, lo que se traduce con acciones que resultan en una jerarquización de la función.

Las funciones de fiscalización y control dentro de la estructura del regulador deben estar sustentadas con una fuerte base de conocimientos técnicos y formación que permitan aplicar la normativa con imparcialidad para todos los actores de la industria del juego, con el objetivo de defender los intereses de la sociedad en su totalidad.

La presencia activa del Estado con un organismo regulador profesional avala ante la sociedad y frente a todos los operadores de la industria del juego que sus derechos serán respetados ante posibles intentos de prácticas desleales e ilegales por parte de terceros que desarrollan sus actividades fuera del marco legal vigente en cada jurisdicción.

Formación y capacitación son dos insumos absolutamente necesarios a la hora de ejecutar las políticas públicas.

Podemos mencionar cuatro pilares en que se sostiene la tarea de contraloría o fiscalización: la convicción, el compromiso, la capacitación y la normativa. Contar con una legislación fuerte y robusta no es excluyente de poseer un organismo regulador profesional y ejecutivo que sepa aplicar las normas.

Los diferentes actores en la industria invierten importantes recursos en formación a los efectos de poder lograr un diferencial en el mercado frente a una fuerte competencia. 

Por tanto, la inversión en capacitación e instrucción de los servidores públicos encargados de las tareas de regulación debe ir en consonancia con las funciones asignadas.

Tener un grupo de funcionarios o servidores públicos que cumplan con un trabajo es relativamente sencillo pero lograr mantener un equipo de personas que logren amalgamar conocimiento, capacidad, interés y análisis resulta la ecuación perfecta al momento de gestionar un organismo regulador profesional, técnico y jerarquizado.