El Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, volvió a afirmar que vetará la legalización del juego en el país, en caso de que se apruebe en la Legislatura.
El primer mandatario afirmó que está en contra de cualquier tipo de propuesta (casinos, bingo o jogo do bicho) durante un almuerzo con periodistas en el Palácio da Alvorada. Sin embargo, dejó abierta una puerta a que la industria se lance durante su presidencia.
De acuerdo con Bolsonaro, si el Congreso aprobara la legalización, la vetará, pero “cumplirá la ley” en caso de que el Poder Legislativo anule el veto presidencial.
Según citó BNL Data, el Presidente no cree que haya “madurez” suficiente para tratar el tema en Brasil, a pesar de que es un mercado que ya se mueve con fluidez en la ilegalidad. Aún así, explicó que para algo está la democracia, por lo que cumplirá con un posible anulamiento del veto si alcanzaran los votos para ello.
Recientemente, la Cámara de Diputados aprobó un pedido de urgencia, que implica que la medida puede ser votada en cualquier momento, sin depender de las comisiones de la Cámara.
El diputado Bacelar, uno de los principales defensores del juego, dijo: “Ya nos hemos reunido con todas los organismos gubernamentales que se encargan de la fiscalización, regularización y otros entes federales. La revisión del Grupo de Trabajo tuvo un excelente informe”.
Por otro lado, esta medida incluye la creación del Sistema Nacional del Juego (Sina), que sería integrado por un organismo regulador federal, regionales, entidades deportivas y operativas, entre otros.
Otra de las particularidades del documento oficial dispone que no se podrían realizar operaciones con efectivo, apuntando a que se puedan rastrear todas las transacciones de los operadores y los jugadores.
A pesar de que en el plenario el texto puede llegar a sufrir modificaciones, actualmente se fija un impuesto del 20 por ciento en el premio del jugador, así como también que se distribuyan ciertas cantidades para repartirlos entre la Unión, los Estados y los Municipios.