Las autoridades de Islas Baleares confirmaron la moratoria de licencias y anunciaron que no se emitirán nuevos permisos hasta que no se reduzca el número de salas a una proporción de 75 por cada millón de habitantes.
Actualmente, 140 locales ofrecen servicios de apuestas en la región, que cuenta con 1,2 millones de habitantes. Por eso, el número debería bajar hasta 90 para cumplir con las expectativas del Gobierno y, aún más, antes de que se emita una nueva autorización.
La decisión obedece al anuncio del vicepresident del Govern balear, Juan Pedro Yllanes, de que se modificará la Ley del Juego local en las próximas semanas, a fin de no convertirse en “Las Vegas low cost”.
Según Yllanes, las modificaciones tienen que ver con “las políticas de prevención de las adicciones, de protección de nuestros menores y colectivos más vulnerables, de paz social y convivencia vecinal”.
El funcionario anunció las medidas en una reunión con la Mesa Social del Juego, en la que también revocó la última licencia pendiente de apertura para una sala de apuestas que, desde luego, no podrá funcionar.
“En esta legislatura hemos conseguido el punto de inflexión que esperábamos en materia de densidad de salas de juego por habitante en nuestras Islas”, citó La Vanguardia a Yllanes. “No podíamos continuar doblando la media española de salas por habitante”, explicó.
